Umberto Eco
El nombre de la rosa es, originalmente, una novela de Umberto Eco publicada en 1980. Posteriormente, en 1986, el director Jean-Jacques Annaud realizó una versión cinematográfica homónima. El personaje principal fue interpretado por Sean Connery.
Todo comienza una hermosa mañana de finales de noviembre del año 1327 cuando Fray Guillermo de Baskerville, un monje franciscano y antiguo inquisidor, y su inseparable discípulo el novicio Adso de Melk, que es quien relata la historia, acuden a una abadía benedictina situada en el norte de la península italiana para intentar esclarecer la muerte del joven miniaturista Adelmo da Otranto. Durante su estancia en la abadía van desapareciendo misteriosamente más monjes, a quienes encuentran muertos al poco tiempo. Lentamente y gracias a la información aportada por algunos monjes, Guillermo va esclareciendo los hechos. El móvil de los crímenes parecen ser unos antiguos tratados sobre la licitud de la risa que se encuentran en la biblioteca del complejo, de la cual se dice que es la mayor del mundo cristiano. ¿Quién es el asesino? ¿Qué hicieron sus víctimas para morir asesinadas? Nadie lo sabe.
Tras múltiples ensayos y teorías, Umberto Eco publicó en Italia en el año 1980 su primera novela: El nombre de la rosa. Es una combinación de la crónica medieval y la novela policiaca con una reconstrucción sorprendente de la época, que no sólo se centra en la forma de vida de los monjes de una abadía benedictina, sino que también lo hace en la ideología y forma de pensar y sentir del siglo XIV. La teología y el misterio se funden en una sola novela, complementándose mutuamente y dando una sensación de realidad que pocas novelas consiguen producir. Aunque el manuscrito de Adso de Melk (sobre el cual el autor habla en el prólogo diciendo que fue su fuente de inspiración) sólo fuesen las invenciones de un monje, no me importaría porque para mí seguiría siendo una crónica tan verídica como las de los historiadores de aquel tiempo, que pone a mi alcance una visión clara de una época tan conflictiva como fue aquélla.
Tiene pasajes excepcionales, magníficos, y hay que reconocer que también tiene algunos que son un poco pesados. Ése en el que Guillermo y Adso consiguen entrar en la biblioteca es a mi juicio en mejor de toda la novela; describe con una exactitud sorprendente la situación de los libros y salas en ese laberinto según su tema y siguiendo el orden de colocación de las tierras conocidas hasta ese momento por el hombre según su posición en el globo.
El éxito alcanzado por la primera novela de Umberto Eco fue similar al que obtuvo su versión cinematográfica, del mismo título, dirigida por Jean-Jacques Annaud en 1986. En el film, Sean Connery interpreta al monje franciscano y antiguo inquisidor del siglo XIV, fray Guillermo de Baskerville y un joven Christian Slater a Adso. Como anécdota destacar que a Salvatore le da vida Ron Perlman, actor habitual en la filmografía de Annaud dotado de una curiosísima fisonomía.
También inspiró un juego español de finales de los años 1980 llamado La abadía del Crimen, así como el juego de mesa aparecido en 1996, El misterio de la Abadía y los juegos conversacionales En el nombre del Señor y The Abbey of Montglane .
Todo comienza una hermosa mañana de finales de noviembre del año 1327 cuando Fray Guillermo de Baskerville, un monje franciscano y antiguo inquisidor, y su inseparable discípulo el novicio Adso de Melk, que es quien relata la historia, acuden a una abadía benedictina situada en el norte de la península italiana para intentar esclarecer la muerte del joven miniaturista Adelmo da Otranto. Durante su estancia en la abadía van desapareciendo misteriosamente más monjes, a quienes encuentran muertos al poco tiempo. Lentamente y gracias a la información aportada por algunos monjes, Guillermo va esclareciendo los hechos. El móvil de los crímenes parecen ser unos antiguos tratados sobre la licitud de la risa que se encuentran en la biblioteca del complejo, de la cual se dice que es la mayor del mundo cristiano. ¿Quién es el asesino? ¿Qué hicieron sus víctimas para morir asesinadas? Nadie lo sabe.
Tras múltiples ensayos y teorías, Umberto Eco publicó en Italia en el año 1980 su primera novela: El nombre de la rosa. Es una combinación de la crónica medieval y la novela policiaca con una reconstrucción sorprendente de la época, que no sólo se centra en la forma de vida de los monjes de una abadía benedictina, sino que también lo hace en la ideología y forma de pensar y sentir del siglo XIV. La teología y el misterio se funden en una sola novela, complementándose mutuamente y dando una sensación de realidad que pocas novelas consiguen producir. Aunque el manuscrito de Adso de Melk (sobre el cual el autor habla en el prólogo diciendo que fue su fuente de inspiración) sólo fuesen las invenciones de un monje, no me importaría porque para mí seguiría siendo una crónica tan verídica como las de los historiadores de aquel tiempo, que pone a mi alcance una visión clara de una época tan conflictiva como fue aquélla.
Tiene pasajes excepcionales, magníficos, y hay que reconocer que también tiene algunos que son un poco pesados. Ése en el que Guillermo y Adso consiguen entrar en la biblioteca es a mi juicio en mejor de toda la novela; describe con una exactitud sorprendente la situación de los libros y salas en ese laberinto según su tema y siguiendo el orden de colocación de las tierras conocidas hasta ese momento por el hombre según su posición en el globo.
El éxito alcanzado por la primera novela de Umberto Eco fue similar al que obtuvo su versión cinematográfica, del mismo título, dirigida por Jean-Jacques Annaud en 1986. En el film, Sean Connery interpreta al monje franciscano y antiguo inquisidor del siglo XIV, fray Guillermo de Baskerville y un joven Christian Slater a Adso. Como anécdota destacar que a Salvatore le da vida Ron Perlman, actor habitual en la filmografía de Annaud dotado de una curiosísima fisonomía.
También inspiró un juego español de finales de los años 1980 llamado La abadía del Crimen, así como el juego de mesa aparecido en 1996, El misterio de la Abadía y los juegos conversacionales En el nombre del Señor y The Abbey of Montglane .
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