Toti Martínez de Lezea se adentra en la caza de brujas que se desató en la Edad Media en toda Europa y que tuvo su repercusión en el País Vasco. Nos lleva hasta el Valle de Atxondo, lugar de oscuras mitologías y leyendas ancestrales. En un entorno lleno de fanatismo e intolerancia, Catalina de Goiena, hija y nieta de curanderas, se traslada a Durango para aprender el oficio de partera. Una nueva vida se abre para la joven Catalina: conocerá el amor y sus penas y no podrá evitar estar envuelta en los terribles hechos que marcaron una época oscura y cruel. En efecto, las autoridades eclesiásticas, temerosas de que se ponga en duda su control absoluto sobre la población, desconfían de las herboleras, a las que asimilan con brujas de maléficos designios y poderes y en la mayoría de los casos entregadas al Santo Oficio, que mediante crueles interrogatorios, las hicieron confesar de multiples pecados, el peor de todos, el tener contacto carnal con el diablo, y estar inspiradas por este para sus prácticas. La gran mayoría fueron condenadas a morir en la hoguera.
En este ambiente, a los pies de la sierra del Amboto, altar pre-cristiano donde el todavia proco cristianizado pueblo llano cree que habita la diosa Mari, transcurre la vida de niña de Catalina de Goiena, La Herbolera: Descendiente de una familia de curanderas, ella está dotada del Don, que la hace idónea para tal fin. Con objeto de hacerse partera se traslada a Durango, comenzado una seríe de acontecimientos que la llevarán a concer el amor y el dolor. Todo descrito con facilidad y elegancia por Toti Martínez de Lezea, que consigue adentrarnos en aquel mundo, exponiéndolo tal como era, delatando con ello el esfuerzo hecho para estudiarlo y comprenderlo.
Es una novela que "engancha" desde las primeras letras y que será, sin duda, del agrado de los lectores.
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