Carmen Alborch Bataller
Carmen Alborch Bataller (Castellón de Rugat, Valencia, 31 de octubre de 1947) Desde muy joven quiso ser una mujer autónoma dedicada a su trabajo y con independencia económica. Estudió en la Universidad de Valencia y en 1970 se licenció en Derecho. Tres años más tarde se doctoró 'cum laude' en el mismo centro. Sin abandonar Valencia, Alborch ha sido Profesora Titular de Derecho Mercantil y Decana de la Facultad de Derecho.Es una política y senadora socialista y escritora española. Fue ministra de Cultura durante la V Legislatura, la última del gobierno de Felipe González.
Pese a estudiar leyes, una de las grandes pasiones de Carmen Alborch es la cultura, un símbolo de libertad para los estudiantes que, como ella, topaban con la represión de la dictadura franquista. Este amor por la cultura le ha llevado a ser Directora General de Cultura de la Generalitat Valenciana y Directora del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM). Alborch dejó de ser una desconocida fuera de Valencia en 1993, cuando Felipe González la nombró ministra de Cultura, cargo que ocupó hasta la derrota socialista en las elecciones legislativas de 1996. De esa época, Alborch, que entonces no militaba en el PSOE, recuerda que su cartera contaba con un presupuesto muy reducido, aspecto que intentó contrarrestar con el diálogo. Para Alborch, la cultura es un derecho de los ciudadanos y el Estado debe apoyar a los creadores y democratizar todas las expresiones artísticas.Feminista declarada, Alborch formó parte del grupo de mujeres que en los años sesenta y durante la transición democrática luchó contra los valores conservadores de la dictadura franquista. La diputada considera que las mujeres siempre han creído que "lo personal era político", por lo que han defendido cuestiones como el divorcio o la maternidad libre". Para la ex ministra, conceptos como el feminismo y la femeneidad no son polos opuestos. De esta manera, ella se considera femenina y feminista al mismo tiempo. En una entrevista concedida a un periódico, Alborch explicaba que a los 14 años se quitaba los calcetines en un portal cercano a su casa para ponerse medias. Tampoco tiene reparos en admitir que sin los labios pintados, casi siempre de un rojo intenso, se siente extraña.En los últimos años, Alborch ha alcanzado notoriedad como escritora, gracias al éxito de ventas de su libro Solas: gozos y sombras de una manera de vivir, del cual ha vendido más de 300.000 ejemplares. El libro, en el que la diputada defiende la soledad como opción de vida, ha sido traducido a más de cinco idiomas.En su posterior obra, Malas, rivalidad y complicidad entre mujeres, Alborch analiza los sentimientos femeninos mezclando recuerdos, lecturas y conversaciones. Para la escritora, se trata de "un libro personal en el que se muestra una pluralidad de voces". También ha escrito el prólogo de El grito silenciado, un desgarrador testimonio sobre la situación de las mujeres y los refugiados afganos en el Pakistán y Afganistán de 2000.
Pese a estudiar leyes, una de las grandes pasiones de Carmen Alborch es la cultura, un símbolo de libertad para los estudiantes que, como ella, topaban con la represión de la dictadura franquista. Este amor por la cultura le ha llevado a ser Directora General de Cultura de la Generalitat Valenciana y Directora del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM). Alborch dejó de ser una desconocida fuera de Valencia en 1993, cuando Felipe González la nombró ministra de Cultura, cargo que ocupó hasta la derrota socialista en las elecciones legislativas de 1996. De esa época, Alborch, que entonces no militaba en el PSOE, recuerda que su cartera contaba con un presupuesto muy reducido, aspecto que intentó contrarrestar con el diálogo. Para Alborch, la cultura es un derecho de los ciudadanos y el Estado debe apoyar a los creadores y democratizar todas las expresiones artísticas.Feminista declarada, Alborch formó parte del grupo de mujeres que en los años sesenta y durante la transición democrática luchó contra los valores conservadores de la dictadura franquista. La diputada considera que las mujeres siempre han creído que "lo personal era político", por lo que han defendido cuestiones como el divorcio o la maternidad libre". Para la ex ministra, conceptos como el feminismo y la femeneidad no son polos opuestos. De esta manera, ella se considera femenina y feminista al mismo tiempo. En una entrevista concedida a un periódico, Alborch explicaba que a los 14 años se quitaba los calcetines en un portal cercano a su casa para ponerse medias. Tampoco tiene reparos en admitir que sin los labios pintados, casi siempre de un rojo intenso, se siente extraña.En los últimos años, Alborch ha alcanzado notoriedad como escritora, gracias al éxito de ventas de su libro Solas: gozos y sombras de una manera de vivir, del cual ha vendido más de 300.000 ejemplares. El libro, en el que la diputada defiende la soledad como opción de vida, ha sido traducido a más de cinco idiomas.En su posterior obra, Malas, rivalidad y complicidad entre mujeres, Alborch analiza los sentimientos femeninos mezclando recuerdos, lecturas y conversaciones. Para la escritora, se trata de "un libro personal en el que se muestra una pluralidad de voces". También ha escrito el prólogo de El grito silenciado, un desgarrador testimonio sobre la situación de las mujeres y los refugiados afganos en el Pakistán y Afganistán de 2000.
Obras publicadas
Solas :1999
Malas :2002
Libres :2004
Malas :2002
Libres :2004
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